En su ultimátum Austria exigía lo siguiente:
1) Que el gobierno serbio condenase públicamente la propaganda anti austriaca.
2) Suprimiese todas las publicaciones y sociedades hostiles a Austria.
3) Eliminar todos los libros y maestros anti austriacos de las escuelas públicas.
4) Que el gobierno serbio destituyese a los funcionarios que se habían distinguido por sus actividades subversivas.
5) Exigía el inmediato arresto de dos oficiales serbios, cuyos nombres se daban en el ultimátum.
6) La supresión de la propaganda anti austriaca debía estar vigilada por funcionarios del imperio.
7) El gobierno serbio tenía que permitir además que los acusados del crimen de Sarajevo compareciesen ante el tribunal presidido por jueces austriacos.
Si en el plazo de 48 horas tales condicione no eran aceptadas, Austria declararía la guerra. La respuesta del gobierno serbio fue Cortez y conciliadora. Serbia aceptaba todas las condiciones, excepto las últimas dos, señalando que la actuación de los funcionarios austriacos y de jueces de la misma nacionalidad en los tribunales del país, era un atentado a su soberanía nacional. No obstante, Serbia se mostraba dispuesta a someter el caso al tribunal internacional de la Haya, recientemente creado en Holanda.
Cuando el plazo concedió en el ultimátum expiró, el imperio austrohúngaro declaró la guerra a la nación Serbia.
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