La España del primer cuarto de siglo había desarrollado su industria, aunque de manera tímida y parcial, así como incrementado la producción agrícola, beneficiándose de su neutralidad durante e la primera guerra mundial. Pero igual que todos los demás países, no pudo resistir el choque de las dificultades económicas, financieras y sociales de aquella postguerra.
El estadista Antonio Maura se preocupó por la reforma de la administración local, del caciquismo imperante y de los problemas laborales, llegándose a la creación de un incipiente instituto de reformas sociales en el año 1903 impulsos que fracasaron al fin.
En 1909 no produjo una situación crítica. Liberal o de izquierdas no opuso enérgicamente al dirigismo derechista de Maura y los socialista promovieron la huelga general. estallaron problemas en marruecos, zona en la cual tuvo intervención España, mediante una conferencia internacional celebrada en 1906 con la participación de Alemania y Francia, motivada por el viaje del Káiser Guillermo II de Alemania a Tanger y que estuvo a punto de provocar un gran conflicto.
El imperio de marruecos se dividió entre Francia que se reservó la mayor parte, más fértil y rica y a España se le señalo una región pobre y montañosa y de onerosa administración y aun así no se le entregó.
El episodio más espectacular fueron los sucesos de la llamada “semana trágica” de Barcelona, grave explosión de carácter narco sindicalista que motivo el fusilamiento de Ferrer Guardia, acusado de ser su promotor, el 13 de octubre de 1909 y que produjo viva sensación en España y en el extranjero otro ministro Canalejos, preconizo una orientación política algo más izquierdista que tampoco alcanzo sus objetivos. Canalejos pereció en 1912. En un atentado y los ministros que le sucedieron no demostraron cualidades de estadista. De esta forma se llegó a la primera guerra mundial (1914-1918) en que España mantuvo estricta neutralidad pero también ejerció su influjo en el país. Menudearon las huelgas y atentados y al temor por si replicaba la represión.
Fracasada la revolución que preconizaba Maura y en vista de que ni siguiera se intentaba solución viable a las reivindicaciones políticas, sociales y regionalistas; el sindicalismo obrero se lanzaba a la lucha en las calles y se recurría tan solo a la policía y al ejército para contrarrestarla.
El problema e marruecos que había sido grave en 1909 – 1911, llego a ser gravísimo julio y agosto de 1921. Un jefe marroquí Abd- el Krin se sublevó contra España y se produjo una pérdida de 14000 soldados españoles e inmensa cantidad de material de guerra.
La recesión española fue lenta: hasta 1925 no se emprendió una campaña que, dirigida por el general Primo de Rivera en colaboración con fuerzas francesas termino con la rebelión marroquí y la derrota de Abd- el Krin.
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