Al este de Argelia se halla tunes, país de gloriosos pasado. Francia tendría las manos libres en tunes a cambio de que cerrase los ojos ante la ocupación británica de Chipre. Se consultó a los alemanes, los cuales dieron su consentimiento, creyendo que la incorporación de Túnez actuaría como un bálsamo para suavizar las heridas que en el orgullo francés había causado la derrota que Prusia le infligiera en 1870; la única que no se benefició de estas negociaciones fue Italia. Los franceses realizaron una gran obra en Túnez. Restablecieron el orden, construyeron carreteras y escuelas, establecieron industrias y sanearon la economía nacional. Tierras que hasta entonces habían sido estériles se convirtieron en campos de labor y la economía tunecina se afianzo considerablemente. Esto fue obra de franceses, los cuales obtuvieron grandes beneficios en el país. Pero algunas de las mejoras introducidas lo fueron también en beneficio de los nativos. Sin embargo, los tunecinos nunca aceptaron del todo el gobierno francés.
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